jueves, 3 de mayo de 2018

Félicité

de Alain Gomis. Senegal, 2017. 123.
3 de mayo de 2018. Teatro Filarmónica, Oviedo. V.O.S.

Félicité canta cada noche en un garito de Kinshasa. Allí va a verla Tabu, un hombretón algo pasmado que la quiere bastante. El hijo de Félicité tiene un accidente y tendrían que operarle, pero ella no consigue el dinero para pagar la intervención y finalmente pierde una pierna. La música, los sueños, los afectos y los dramas que vive Félicité son los ejes de esta historia.  

Hay un drama humano en un contexto pobre, pero la película no solo retrata eso. Es un ejercicio poético y casi metafísico en torno a una mujer que puede ser muy bella o bastante menos, pero que siempre resulta magnética. Las imágenes se suceden quizá con cierta parsimonia, pero el conjunto es cautivador y tiene un pulso narrativo que va bastante más allá de las convenciones del cine sobre dramas humanos. Las músicas, los momentos oníricos en el agua y las imágenes naturalistas en esas calles desoladas hacen de Félicité una película mucho más que interesante. Y una prueba de que el buen cine también se hace en África.